Esta intervención consiste en la extirpación en su totalidad de la glándula mamaria, incluyendo la piel, la areola, el pezón y los ganglios axilares. Cuando se conservan los músculos pectorales mayor y/o menor, se denomina mastectomía radical modificada; si por el contrario extirpamos ambos músculos, se denomina mastectomía radical clásica, procedimiento que en la actualidad se encuentra en desuso.
Dentro de las mastectomías hay una nueva técnica: la mastectomía ahorradora o preservadora de piel, incluyendo el surco mamario, lo cual permitirá obtener mejores resultados estéticos en aquellos casos que se plantee reconstrucción mamaria, sin afectar el tratamiento oncológico de la paciente.
La evaluación de la axila en los pacientes con cáncer de mama es muy importante. En primer lugar, si alguno de los ganglios axilares tiene enfermedad metastásica, tiene un valor terapéutico conocer si se ha diseminado la enfermedad. En segundo lugar, la evaluación de la axila tiene valor pronóstico, pues permite clasificar la enfermedad y es lo que nos permitirá decidir si la paciente tiene indicación de quimioterapia o de hormonoterapia.
Actualmente existe una técnica denominada linfadenectomía selectiva del ganglio centinela, empleada en casos muy bien seleccionados. Esta técnica no contempla la extirpación de los ganglios axilares, sino que consiste en identificar el primer ganglio linfático de la axila que recibe el drenaje o linfa de la mama, el cual se denomina ganglio centinela. Este procedimiento evitará los efectos secundarios que conlleva un vaciamiento axilar.
Efectos secundarios
La cirugía de la mama no está exenta de complicaciones y de efectos adversos, como dolor, colecciones, infecciones y hematomas, procesos que son de fácil y rápida resolución. No obstante, el que más preocupa y tratamos de evitar es el edema en el brazo operado: el linfedema.
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