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¿Por qué todos los canceres de mama no son iguales?

Actualizado: 23 nov 2020

Cuando Martha se enteró que la “pelota en su seno” era un cáncer, la primera pregunta que le vino a la cabeza y me hizo fué: “Dr. ¿Voy a morir?”

No todos los cánceres de mama son iguales. Si bien la palabra “CÁNCER” define a una célula normal del organismo que perdió la regulación y crece descontroladamente, con tendencia a desprenderse fácilmente de la unión con sus hermanas y viajar al resto del organismo, con posibilidad de sembrarse y crecer a distancia y crear lo que llamamos metástasis; esta mala conducta no es igual en todos los casos y depende de características del paciente y del tumor en sí mismo.

Hay que tomar en cuenta factores del paciente tales como la edad, siendo el cáncer menos agresivo a mayor edad biológica. El sexo, los hombres no están excluidos de padecer de este problema. El hecho de que la mujer sea o no menopáusica también es importante, ya que pudiera cambiar el tipo y la forma de administrar los tratamientos. Antecedentes familiares de cáncer, que nos harían establecer un patrón de riesgo a desarrollarlo tanto ella como algún miembro de su familia; su estado de salud y su estado emocional.

Otros factores son los dependientes del tumor en sí. El cáncer no se origina como tal, “cáncer”, desde un inicio. Comienza con cambios iniciales en las células, que demuestran una alteración en su patrón de crecimiento, que si pudiéramos determinarlos sería lo ideal, ya que tomaríamos medidas de prevención y seguimiento. Estas lesiones las llamamos premalignas, como los son las hiperplasias ductales o lobulillares atípicas, alteraciones que en sí no son un cáncer, pero demuestran que existe un riesgo de desarrollarlo.


Una vez establecido el cambio hacia el cáncer, hay que evaluar si la lesión es In Situ o Invasora. Punto sumamente importante ya que el primero representa la etapa más precoz de la enfermedad, donde su crecimiento no ha permitido que atraviese una barrera natural que se llama membrana basal, por lo que sus posibilidades de tomar las vías linfáticas o sanguíneas y extenderse a distancia son prácticamente nulas y las probabilidades de curación son mayores. El carcinoma invasor ya representaría un estado más avanzado con mayores posibilidades de desarrollar metástasis.

Hay que evaluar el tamaño de la lesión. Este es también un punto de suma importancia ya que, a menor tamaño del tumor, la probabilidad de haber producido metástasis es menor y de esta manera el pronóstico es mejor. Por ejemplo, es preferible tratar un tumor de 1 cm. que uno de 3 cm. Por ello es básico para nosotros, como médicos, el lograr un diagnóstico cada vez más temprano de los cánceres para así garantizarles a los pacientes un mejor pronóstico y posibilidad de curación. ¿Cómo lo hacemos?

En primera instancia estimulando el autoexamen mamario desde que se desarrollan las mamas en las mujeres. Luego, con la realización de estudios radiológicos como el ecosonograma mamario en menores de 35 años y mamografía y eco mamario en mayores de dicha edad, siempre según criterio médico y de acuerdo con los factores de riesgo particular de cada paciente.

Los tumores también tienen grados de diferenciación o agresividad que vienen dados por su parecido o no a la célula normal que le dio origen. Así tenemos que el grado I sería el tumor menos agresivo, con una célula que conserva ciertas características de la original, pasando por el grado II y el III, este último representando el más indiferenciado y agresivo.

La presencia de extensión del tumor hacia la axila es otro factor muy importante en el pronóstico de la paciente y predicción del tipo de tratamiento. Si no existe invasión axilar esto representa un mejor pronóstico que si lo hubiere e, igualmente, es importante el conocer el número de ganglios axilares que estarían invadidos por el tumor. Hay una relación entre el tamaño del tumor y las posibilidades de afectación de los ganglios axilares. Mientras más pequeño el tumor, menos posibilidades de metástasis axilares y por lo tanto mejor pronóstico. Es por eso por lo que insistimos tanto en el diagnóstico temprano del carcinoma mamario.

En la actualidad, cuando no tenemos clínicamente demostración de invasión tumoral axilar, utilizamos una técnica conocida como determinación del Ganglio Centinela. Inyectamos material radiactivo y un colorante azul en la mama e identificamos el primer ganglio al cual llegaría la metástasis, si esta existiera. Si el estudio de anatomía patológica no demuestra metástasis, eliminaríamos la necesidad de realizar una cirugía mayor como lo es una disección axilar, que es parte del tratamiento quirúrgico estándar.

La realización de pruebas especiales al tumor como lo es la Inmunohistoquímica evalúa el estado de los marcadores en la célula tumoral, como lo son los receptores de Estrógeno, Progesterona y Herb2, que permiten establecer pronóstico y tratamiento a la paciente. En base a estos y otros factores que no mencionamos por motivos de espacio, nosotros realizamos una clasificación de la enfermedad por estadios, desde el I, al IV, siendo el primero el más precoz y de mejor pronóstico y así establecemos un patrón de tratamiento y seguimiento.

Podemos entonces, asegurarle a Martha que el diagnóstico de cáncer de mama no es una sentencia de muerte y que si bien es cierto es una patología que nos preocupa, tenemos las herramientas necesarias para tratarlo y el tratamiento y su pronóstico van a depender de muchas características: propias de la persona y particulares del tumor diagnosticado.
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